El amor no es un sentimiento pasajero, que depende del flujo de hormonas en tu interior.
El amor no precisa de frases altisonantes ni de celebraciones suntuosas.
El amor no resplandece entre privaciones ilógicas o sacrificios innecesarios.
El amor, el verdadero amor es un trabajo dedicado, comprometido, pleno de esfuerzo racional y apego generoso.
El amor es actuar con bondad hacia la persona amada, sin esperar ninguna retribución.
El amor es restringir mesuradamente el propio goce, para permitir que el amado goce.
El amor es de ojos bien abiertos, mano generosa, corazón altruista, mente conocedora.
Si dices amar, que sean tus actos los que lo demustren, no tus palabras ni tus gestos.
Si crees que amas, eres capaz de suspender por un instante tu egoísmo para saciar a tu amado.
Si amas sinceramente, no te sometes a los influjos de los sentimientos, sino a la equilibrada guía de la razón endulzada con bondad.